miércoles, 28 de octubre de 2015

Mis Memorias LVI : Sobre la mediación en conflictos domésticos y la frase “Acéptalo/a como es”.-


Es muy común entre las personas que les ha tocado arbitrar confrontaciones domésticas interpersonales y --muy marcadamente entre las de Fe Cristiana-- apelar a que “la situación” se resuelva invitando a los protagonistas del conflicto a “Aceptarlo/a (a la otra persona) como es” o “Quererle (a la otra persona) como es”…
Si bien ésta parece ser una salida “Salomónica” para el que funge como mediador, particularmente a mi me parece injusta y no añade valor al crecimiento de las partes involucradas…
La justificación que da pie al mediador para aconsejar “Acéptalo/a como es”, suele ser la cita bíblica de “la otra mejilla” y ciertamente que estamos llamados a conducirnos de esa manera, es decir a hacernos grandes exigencias a nosotros mismos, y a dar a los demás sin esperar nada a cambio; pero --y esta es la parte que cuestiono y deseo resaltar a los mediadores de turno-- muchas veces una de las partes en conflicto apela al referido modelo Cristiano a su conveniencia  con la intensión de que “sea el otro quien cambie”...
Vale indicar que en muchas ocasiones la función de mediador llegan sin uno proponérselo e incluso nos toca aunque particularmente busquemos evadirla, por lo que se puede recurrir a la sentencia de marras con la idea de “Salir bien parado” del conflicto.
A mi entender, invitar a una de las partes o a ambas a “Aceptar al otro como es” es – y parafraseo otra cita bíblica—“Lavarse las manos, como lo hizo Poncio Pilato” …

Es cierto que cada situación de conflicto es única, así como la relevancia del caso para las partes involucradas; por esa misma razón, la exhortación del “Agripino” de turno para las partes no debe ser genérica, debe ser igualmente única para el caso concreto.

Invitar a “Aceptar” al otro –aun con la mejor de las intensiones--, más que ayudar a la solución de un conflicto, envía a cada una de las partes mensajes que a la postre afectaran negativamente su crecimiento personal:
Ø     Por un lado a la persona que se le invita a ceder, le hace responsable de la solución del conflicto –aun pudiendo esta tener argumentos validos y ponderables en el caso.
Ø     En el caso del que debe ser “Aceptado como es”, lo liberan de su cuota de responsabilidad, y con ese “premio” podrían contribuir a aumentar su ego, al tiempo que lo alejan de una oportunidad de cambio en su proceder.

El tema en cuestión es sumamente amplio y puede ser abordado desde diferentes ángulos según cada caso. Igualmente son muy variadas las posibles maneras de manejarlos, pero para fines de este post, sirva como un punto de vista diferente para la mediación de conflictos domésticos procurando el crecimiento personal cada uno de los involucrados, invitándolos a aportar de si mismos una cuota en la solución del caso.

Mis Memorias LVI: Sobre la mediación de conflictos domésticos y la frase “Acéptalo/a como es”.-

Reynaldo Cruz Rijo

Octubre 2015