viernes, 5 de junio de 2015

Mis Memorias LII : Una historia de Amor y Amistad.-


Si bien es cierto que hoy día las redes sociales se han convertido en el espacio por excelencia para los reencuentros con viejas amistades, la presente historia ocurrió usando un mecanismo más tradicional para este tipo de encuentros, y que a pesar de las novedades tecnológicas, aun sigue vigente; Sucedió en una funeraria.

Allí estaba yo, al igual que muchos compañeros de mis años de secundaria, acompañando en silencio a aquel amigo en ese difícil momento de su vida: Despedir a su madre…
De pronto, las puertas de la sala fúnebre se abrieron para dejar pasar a aquella otrora muy buena amiga, que no veía desde hace tantos años…
Luego del correspondiente espacio dedicado a solidarizarse y acompañar a nuestro amigo común en su pesar, se dirigió a la esquina de la sala donde nos congregamos los afines a la misma época y donde –como es costumbre para un grupo con tantos años sin contacto directo--, recordábamos anécdotas de aquel entonces y hacíamos una especie de puesta al día desde aquellos días escolares de entonces hasta la actualidad.
En cierto momento, aquella amiga de entonces se acercó a mí y entablamos una conversación algo mas íntima. Dijo recordarme con mucho aprecio y que suele citarme como el modelo de amigo ideal que cualquier persona podría desear.
Si bien sus palabras podrían sonar halagadoras, más bien me causaron extrañeza, porque en mi mente no me quedaba clara la razón por la cual nuestra amistad se fue enfriando hasta el punto de quedar como simples conocidos.  Entonces mi amiga dijo:
Sabes que entre nosotros desde siempre hubo esa confianza en el trato, esa química…
Es por esa razón que uno de tus mejores amigos del colegio pidió tu intercesión para acercarse a mí en procura de establecer una relación…
Recuerdo que desde entonces, no desperdiciabas la ocasión para ponderar ante mí las bondades de aquel amigo. Inventando pretextos para hacernos coincidir y provocar la chispa que uniera lo que entendías eran dos buenos corazones…
Tu sentido de la amistad hacia aquel amigo tuyo era tal, me confesaba ella, que nunca pudiste ver que ese brillo que decías ver en tu amigo cuando me miraba, era el mismo que tenían mis ojos cuando estábamos juntos…
Siempre me decías que merecía un gran hombre y recuerdo –Cita ella, que un día, no me contuve y te respondí: “Uno como Tu…”
Mi amiga recordaba con claridad meridiana la fecha exacta y el lugar cuando eso ocurrió. De hecho, lo citó como el momento en que nuestra relación cambió--
Ella continuó diciendo: “Entonces me tomaste de la mano y me miraste a los ojos que estaban fijos en los tuyos”  y volviste a insistir en lo feliz que sería en contar como compañero sentimental a una persona como aquel amigo…
Luego de una breve pausa, mi amiga prosiguió su relato:
--Sin retirar mis manos de entre las tuyas, continué insistiendo en mirarte a los ojos, quería estar segura de que entendieras “Mi mensaje, mi elección”…
Pero el escudo de una amistad pura hacia tu amigo, anulaba todo aquel conjuro amoroso que brotaba de mis ojos y el sudor nervioso de mis manos…


No lo viste…
No lo sentiste…
Nunca me viste con esos ojos…
A pesar que siempre dijiste que yo era una mujer atractiva, nunca te figuraste en el lugar que asumías para tu amigo…

Mi amiga concluyó su relato diciendo:
En aquel breve momento, Aunque estaba confundida por tu reacción y por no ver en tus ojos el mismo brillo que brotaba de los míos. pude ver que en tu mirada, franca y directa a mis ojos, no había simulación –simplemente no eras capaz de verme a tu lado como tu pareja —


Entonces entendí que no era necesario insistir y me alejé…

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NOTA: Debo precisar que esta narración está "inspirada" en hechos reales, pero su ambientación, forma e incluso nuestro rol en la historia puede no corresponderse con los hechos realmente acaecidos. 
La intensión aqui, es rendir tributo a aquellos dias de amistades desinteresadas y de sentimientos recien salidos del corazón --sin filtros, ni sensuras-- que suelen ser mas comunes en nuestros años mozos.
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Mis Memorias LII: Una Historia de Amor y Amistad.-

Reynaldo Cruz Rijo
11 Abril 2015