jueves, 6 de mayo de 2010

Reflexión de Película (Pero si ya nos envidian…).-

Quiero estrenar una nueva sección de este Blog. La misma consiste reflexiones realizadas sobre diálogos o situaciones ‘de Películas’.

En esta primera entrega, comparto con ustedes un interesante ejercicio mental sacado de la película Un Hombre de Familia
(The Family Man, Nicolás Cage, Téa Leoni, 2000).


Para quienes no la han visto, el resumen de la trama es más o menos así:

Jack Campbell (Nicolas Cage) es un ejecutivo financiero de éxito en la ciudad de Nueva York. Tiene todo lo que puede desear gracias a su elevado status y su dinero, y las mujeres no le faltan... pero su vida sentimental es un vacío. Hasta que tras una sorprendente noche, despierta dentro de una vida que no es la suya... (o tal vez sí).
Se trata de la vida que hubiera tenido de haber tomado en su día la decisión de quedarse con su antigua novia en su ciudad de siempre, en lugar de abandonarla para viajar a la metrópoli en busca de éxito.
Se encuentra, pues, casado con Kate (Téa Leoni), con dos hijos, en una casa corriente y con un trabajo corriente. Lo que al principio parece una locura de la que desea escapar pronto, le conquistará el corazón por encima de cualquier lujo pasado.
Una vida de hombre de familia, rodeado de amor y amistad, cariño y ternura, infinitamente superior a cualquier exceso material de los que ha creído disfrutar durante su vida de exitoso hombre de negocios.



The Family Man


La parte que origina esta entrada en el blog viene del dialogo cuando Jack intenta convencer a Kate de dejar los Suburbios de Nueva Jersey para mudarse (toda la familia) a una zona céntrica de manhattan—donde le han ofrecido un empleo muy bien remunerado.
El dialogo es más o menos así (Traducción no literal):
Jack dice:
- Piénsalo Kate. No mas Restaurantes baratos y piojosos,
no más cupones de recorte,
no más palear nieve. (o sea, no mas “pela” de pobres…)

- Acaso no puedes imaginartelo?,
Estoy hablando de que finalmente tengamos una vida
que todo el mundo nos envidie.

a lo que Kate responde mirándole a los ojos:
- Pero si ya nos envidian, Jack…

Lo que vale recalcar aquí es la gran diferencia del concepto “Felicidad” que tienen Jack y Kate.
Para ilustrar mejor mi punto de reflexión, imaginemos que lo que Jack desea es “un juego de Comedor de Caoba” –pues es mas bonito, elegante, resistente y duradero que el tienen en la casa actualmente (que no está dañado, pero es de pino). (obsérvese que los atributos del nuevo comedor no son necesariamente un invento justificativo); El asunto está –le diría Jack a Kate-- en que para tenerlo, tenemos que mudarnos “a Pedernales”(léase: Bien lejos)…
A lo que Kate, con una clara y desapasionada visión de la finalidad del mueble en cuestion y del "precio" que costaría (mudarse tan lejos solo por un comedor en Caoba) le responde: “Pero si ya tenemos un comedor…”

Que conste, que las intenciones de Jack no son malas… Pero él está asociando el “ser felices” a asuntos meramente materiales (los atributos del comedor), ignorando totalmente los aspectos sentimentales involucrados en una decisión de esa magnitud (la finalidad del comedor).

Y es que casi siempre ocurre que en la búsqueda de aquellas “comodidades” materiales terminamos --como Jack-- confundiendo “el Objetivo” o sea, no pudiendo distinguir los atributos de la finalidad de nuestras decisiones.

No se trata de ignorar el hecho de que mantener una familia implica costos que “se pagan” con sacrificios…
Tampoco se trata de llevar una vida en extremo austera ni conformista…
Se trata de ver la Finalidad por encima de los atributos…
De no frustrarnos por no tener todo lo que deseamos, sino de valorar y agradecer lo que todavía tenemos y que otros lamentablemente no tienen…
Ser feliz no debe depender de lo que tengo en mis manos, sino de lo que se vé en mis ojos...


Reflexión de Película (Pero si ya nos envidian…).-
Reynaldo Cruz Rijo,
Mayo 2010.-