Memento mori es una frase latina que significa "Recuerda que morirás" en el sentido de "Recuerda que eres mortal".
La frase tiene su origen en una peculiar costumbre de la Roma antigua. Cuando un general desfilaba victorioso por las calles de Roma, tras él un siervo se encargaba de recordarle las limitaciones de la naturaleza humana, con el fin de impedir que incurriese en la soberbia y pretendiese, a la manera de un dios omnipotente, usar su poder ignorando las limitaciones impuestas por la ley y la costumbre.
Fuente : Wikipedia.
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Confieso que una de mis más encarnizadas batallas “conmigo mismo”, es la que he declarado contra la vanidad.
Me he propuesto llevar una vida algo menos acelerada y con más desapego a las cosas, intentando priorizar en las relaciones mas que en las posesiones…
Esta forma de ser no es muy popular en la actualidad. De hecho contrasta y se contrapone al estilo de vida que se nos vende hoy día; por lo que se corre el riesgo de ser etiquetado de “conformista” , ya que no se concibe progreso si no hay forma de presumir de él...
No quiero en esta “Memoria” referirme a los detalles de estas luchas, ni contar mis experiencias de “guerra” cual veterano de Vietnam...
Quiero en esta ocasión referirme de manera autocrítica a mi –en ocasiones— errado proceder en algunos de mis pocos momentos de “victoria” contra la vanidad: La Soberbia.
Ocurre que en esta lucha, no hay escalas de medición de progresos.
El solo hecho de buscar mecanismos de “comparación” constituye de por si una vanidad…
No se puede decir “estoy en el nivel 3 en anti-vanidad” o “yo sé de eso porque tengo X años en esta lucha”.
Es un asunto de atención constante, ya que puede suceder que después de un correcto proceder en un momento particular de la lucha… en el minuto siguiente cometamos faltas infantiles y básicas…
Pero inevitablemente ocurre –como me pasó hace poco— que uno se cree calificado y con autoridad para juzgar hechos y acciones de otras personas y esto lleva a la soberbia… a la arrogancia…
Para intentar salir airoso en los enfrentamientos contra la vanidad, más que apelar a la fuerza o al talento personal, se necesita de equilibrio y humildad.
Equilibrio para mantenerse en la delgada línea de batalla que de un lado presenta lo vano y del otro la arrogancia y la Humildad, tanto para aceptar los progresos en la lucha, como para reconocer cuando se ha caído a cualquier lado de la línea y procurar nuevamente alcanzarla y mantenerse en ella.
Con esto en mente, vayamos con coraje a la contienda y en el caso de avances en la lucha, pidamos a Dios que susurre en nuestros oídos una y otra vez “Memento Mori”, “Memento Mori”... para reconocer nuestra condición humana y evitar así caer al otro lado de la línea de batalla.
Mis Memorias XXXIV (Memento Mori).-
Autor: Reynaldo Cruz Rijo
Abril 2010
PRIMER ANIVERSARIO
Hace 15 años